Matías Quetglas
Alumno de Antonio López en el primer año de estudios, conoce a María Antonia que también estudia Arte y que más tarde será su mujer y se convertirá en modelo durante muchos años.
Su primera época plástica es poco conocida en España (Galería Renou et Poyet, París, 1974). Muestra en ella una pintura con aire ritual y de celebración, a caballo entre el surrealismo y la pintura religiosa.
Sin ruptura, Quetglás se interesa cada día más por las posibilidades narrativas de la figuración, por lo que a menudo aparecen varios modelos en el cuadro donde utiliza como tema «lo que sucede» y no los personajes en sí mismos. Las dificultades para contar «historias» del natural le llevan a partir de 1985 a trabajar sin modelo. Esa experiencia de «realismo de memoria» arrastra al artista a una transformación de la imagen, ahora más simplificada y esencial, más abierta en el lenguaje, que encuentra sus momentos más brillantes.